miércoles, 9 de enero de 2013

Galletas decoradas. Primera parte. La masa.

Pues ya estamos de vuelta tras todos estos días festivos. Desde Mi Laboratorio espero que hayáis pasado unas navidades maravillosas junto a vuestros seres queridos, que el año nuevo os traiga todos los deseos y esperanzas que os propongáis y que en este 2013 sigamos todos disfrutando de esta gran pasión que nos une: la repostería.

Y al hilo de esto, quería agradecer a todos los que habéis probado a cocinar con mis recetas durante estas fiestas, que se que habéis sido muchos. "Me llena de orgullo y satisfacción" (je, je), pues es uno de los claros objetivos del blog: poder compartir con todos mis recetas.

Hace tiempo que algunos me venís pidiendo que os ponga un tutorial sobre galletas decoradas. Por experiencia, he decidido separar en dos entradas esta receta, sobretodo por comodidad vuestra, pero también para así poder enlazároslas con mayor facilidad si en algún momento me las requerís.

En esta primera entrada, me centraré en la masa. De echo, como sabéis por entradas anteriores, son varios los tipos de galleta que pueden ser decoradas. Pero la masa que os pongo aquí es la común para galletas que van a centrarse en el decorado.


Se trata de una galleta de mantequilla compacta pero ligera, que por si misma tiene un sabor muy especial. Es quizá parecida en sabor a las clásicas galletas holandesas pero con una textura más densa para que aguante la glasa.

Vamos pues con la receta.
INGREDIENTES (para unas 40 galletas)
-250gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
-250gr. de azúcar glass.
-1 huevo (yo usé XL) a temperatura ambiente.
-650gr. de harina.
-Leche.
-Una cucharadita de postre de esencia de vainilla.

Batir con las varillas eléctricas la mantequilla. Cuando haya adquirido una textura de pomada, le vamos añadiendo el azúcar glass tamizado poco a poco (un poquito y batimos con las varillas eléctricas, otro poquito y batimos y así sucesivamente). Continuamos batiendo hasta que veáis que está todo bien integrado. Os llevará un poco de tiempo, tened paciencia. El resultado es una crema muy esponjosa.

A esto le añadimos la esencia de vainilla y el huevo previamente batido. Mezclamos muy bien con la ayuda de las varillas eléctricas o manuales (o como queráis vamos).

Comenzaremos a añadir la harina tamizada del mismo modo que el azúcar. Ponemos un poco y mezclamos (aquí yo ya prefiero hacerlo manualmente), ponemos otro poco y mezclamos...y así sucesivamente. Cuando terminemos con este proceso, la masa habrá quedado desmigada, como si se separara en trocitos.

Será el momento de añadir la leche, con un chorrito tendréis (3 o 4 cucharadas usé yo). Amasáis hasta que os quede una bola lisa que no se pegue al bol o a la superficie de amasado. La filmáis bien.


Metemos esta bola en la nevera un par de horas como mínimo y una vez transcurrido el tiempo estiramos la masa con un rodillo. Este proceso será más cómodo si vais estirando la masa por trocitos. Pero tened cuidado de que el resto de masa continúe en la nevera. Las galletas tienen que quedar más bien gorditas.

Teniendo la masa ya estirada, le damos forma con los cortadores y las metemos un ratito en el congelador (por ejemplo cortamos unas pocas y mientras cortamos otras pocas las metemos en el congelador y así).


Vamos con el horneado. Yo os aconsejo que si hacéis varias formas diferentes de galleta, no las mezcléis al hornear, pues cada forma requerirá quizás unos minutos más o menos de horneado.

Precalentáis el horno a 180º y una vez caliente metéis las galletas (no se expanden mucho, pero no las peguéis del todo) y las horneáis unos 15 min.

Tenéis que estar pendientes, pues cada horno es un mundo. Las galletas no deben estar muy tostadas. Cuando las saquéis, quizás os parezca que están blandas y por lo tanto crudas. Pero estas galletas se endurecen cuando enfrían, así que mucho cuidado con eso.

Ya tendremos las galletas listas. Las podéis comer tal cual (están muy muy buenas) o decorarlas. En este caso es muy importante que las dejéis enfriar muy bien antes de decorarlas. No pasa nada si las dejáis uno o dos días antes de decorarlas, son galletas que duran hasta dos semanas en perfectas condiciones. Eso si, para conservarlas, lo mejor es una caja de lata o en su defecto, un tuperware, en ambos casos, hay que cerrarlo muy bien.

Espero que os haya gustado esta primera parte de las galletas decoradas y que bien para decorarlas o bien para comerlas tal cual, probéis a cocinarlas en casa. ¡Y luego que nos lo contéis claro!

Un gran saludo desde Mi Laboratorio.

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